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DIGNIFICAR LA VIDA.

En la difícil y compleja tarea de la dignificación de la vida de nuestros mayores, personas migrantes, mujeres y hombres en exclusión social, etc, nos encontramos con barreras administrativas y sociales que dificultan la apertura a nuestra perspectiva de especie y a todos los seres, los no hechos, los hechos y los transformados por nosotros, que forman nuestro hábitat.

El proceso de dignificación debe abarcar, todo el ámbito de la vida humana. No hay espacio aquí para describir con detalle tan inmensa tarea. No olvidemos, que el sufrimiento humano es producto no solo de los contravalores, sino también de los valores mediocres y de la manipulación que unos valores hacen de otros.  

Emprender la senda de la dignificación, es acometer la excelencia a base de dar más cancha a más y mejores valores. Es un continuo trabajar por los valores que nutren la vida humana, eliminando aquellos contravalores que nos prometen los enemigos de la ética y la libertad.


INTEGRAR EN VEZ DE MARGINAR.

Dice el refrán “predicar es una cosa y dar trigo otra”. En Familias Solidarias favorecemos las actitudes de tolerancia, respecto y solidaridad, de inmigrantes y refugiados prestando especial atención al contexto social de los sujetos, su comunidad y favoreciendo la comunicación e intercambio social. La integración se consigue con actitudes que faciliten a individuos, familias y grupos de personas, la eliminación de problemáticas dónde se originan, mantienen y consolidan las situaciones de marginación y exclusión social. Entre nuestras actuaciones están:

– Iniciativas sociales

– Promoción y organización de nuestro voluntariado.

– Actuaciones de autoayuda.

– Coordinación y participación social.


COMPROMISO.

Las personas, mujeres y hombres son el activo más valioso de nuestra Asociación. Nuestro compromiso se basa en el trato directo, de forma equitativa, imparcial y respetuosa. 

Nos regimos por principios y valores, que no son otros, que aquellos compromisos hacia nuestros diferentes grupos de interés y donde se establecen los criterios que deben orientar a nuestras personas en el ejercicio de su actividad con el objetivo de garantizar un comportamiento ético intachable y fomentar, un entorno de solidaridad en el que se promueva la integridad de las personas y el respeto hacia la sociedad.